
Las llamadas «metodologías ágiles», hoy en pleno auge, son un marco de gestión de proyectos originados en la industria del software. Antes de ellas, más del 90% de los proyectos tecnológicos fracasaban. Una de las razones más notorias era que se construían las aplicaciones, y una vez finalizadas, se probaban completamente. Esto origina una cantidad enorme de problemas, errores y malentendidos que desgastan a las partes involucradas.
Durante los primeros meses del 2001, expertos en el mundo del desarrollo informático se reunieron en Utah para discutir y debatir sobre técnicas y procesos de desarrollo. Estos críticos de los modelos convencionales y formales que traían graves problemas y desprestigio hacia quienes desarrollan e implementan tecnología, concluyeron la reunión con el «Manifiesto por el desarrollo ágil de software», conocido comúnmente como «Manifiesto ágil». En forma muy original expresaron qué se debe aprender a valorar, y por mi parte me he tomado el atrevimiento de expresarlo en términos de «Manifiesto Ágil de Compliance»:
Los individuos e interacciones deben primar por sobre los procesos y herramientas.
El comportamiento correcto vale más que la documentación extensiva y formal.
La colaboración con el cliente interno y externo para resolver situaciones complejas o dilemas, es más importante que las negociaciones firmadas y los acuerdos internos. Esto no significa ceder en todo o considerar que hay que hacer lo que el cliente quiere, sino que el agilismo apunta a desarrollar negocios sostenibles con una mirada enriquecida.
Vale más ser diligentes en la respuesta ante cambios en el contexto, partes interesadas y riesgos de compliance, que seguir un plan estructurado.
Las metodologías ágiles permiten adaptar la forma de trabajo a las condiciones de un proyecto, consiguiendo flexibilidad y velocidad en la respuesta, pero por sobre todo, incrementar las probabilidades de cumplir con los objetivos planteados.
Si tu organización se está transformando, es más que probable que lo esté haciendo de la mano de las metodologías ágiles. El área de compliance no puede ser menos, de lo contrario la probabilidad de que pueda cumplir con su cometido será realmente baja.
La aplicación de metodologías ágiles en transformación de áreas de Compliance y en la propia gestión del áreas, presentan innumerables ventajas.
El Manifiesto Ágil expresa 12 principios que no tienen desperdicio cuando intentamos pensarlos sobre el mundo del cumplimiento. Sobre la base de la «filosofía de la agilidad», nos tomamos la licencia de expresarlos adaptados a compliance:
1. Nuestra mayor prioridad es satisfacer al cliente interno o externo mediante la entrega temprana y continua de valor.
2. Aceptamos que los requisitos de compliance cambien, incluso en etapas tardías del desarrollo de nuestro programa, o adaptación del mismo. Los procesos ágiles aprovechan el cambio para proporcionar ventaja competitiva al cliente interno y externo gestionando el riesgo en forma efectiva e inteligente.
3. Entregamos desarrollos digitales para que los procesos sean más sólidos y los riesgos relevantes sean mitigados de acuerdo con el apetito de riesgo organizacional. Demoramos, entre dos semanas y dos meses, con preferencia al periodo de tiempo más corto posible.
4. Los responsables de Compliance trabajamos junto con los líderes del negocio y los desarrolladores de tecnología de manera cotidiana durante todos los proyectos e iniciativas.
5. Los proyectos e iniciativas se desarrollan en torno a individuos motivados. Hay que darles el entorno y el apoyo que necesitan, y confiarles la ejecución del trabajo. El entusiasmo es uno de los principales motores de la transformación.
6. El método más eficiente y efectivo de comunicar información al equipo (compliance, negocio y desarrolladores) es la conversación cara a cara. Este punto, con sus matices, se aplica hoy en día en reuniones virtuales.
7. Las soluciones digitales que funcionan, tanto para el negocio como para la propia área de Compliance, son la medida principal de progreso de la transformación digital. El cambio de mentalidad de los involucrados es el principal insumo, y la tecnología el siguiente.
8. Los procesos ágiles promueven el desarrollo constante y sostenible de mejoras tecnológicas en compliance. Los integrantes del área de Compliance, usuarios y desarrolladores deben ser capaces de mantener un ritmo constante de forma indefinida.
9. El foco en la excelencia técnica y el buen diseño mejoran la agilidad de Compliance. El cliente interno no debería sentir que Compliance viene para hacerle la vida más compleja.
10. La simplicidad, para la agilidad es el arte de maximizar la cantidad de trabajo no realizado (o minimizar la cantidad de trabajo a realizar). En compliance los múltiples problemas y situaciones del día a día pueden tender a apartarnos del foco, y, «lo bueno es enemigo de lo óptimo». Esto equivale, entonces, a hacer lo esencial sin complicarnos.
11. Las mejores soluciones y diseños de procesos y controles emergen de equipos autoorganizados.
12. A intervalos regulares el equipo de compliance y sus «aliados estratégicos» reflexionan juntos sobre cómo ser más efectivos para a continuación ajustar y perfeccionar su comportamiento en consecuencia.
No resulta posible resumir estos 12 pilares de la gestión ágil en una frase, pero podemos afirmar que: La prioridad está en satisfacer al cliente, aceptar y abrazar los cambios como oportunidades (en lugar de situaciones molestas), realizar entregas continuas, romper silos trabajando en equipos comunicados y entusiasmados por desarrollar soluciones de alta calidad y excelencia técnica, orientadas a que «compliance sean todos», y no solo el área respectiva.